miércoles, 20 de febrero de 2013
Artículo de Rosa Montero
Que
leer es una gratificante tarea que solo reporta beneficios a nadie se le
escapa. Todos hemos leído o comprobado por propia experiencia las cualidades de
una buena lectura. Por eso mismo hemos seleccionado este artículo de Rosa
Montero, en el que la conocida periodista nos anima a adentrarnos con ganas en
este mundo. Su título es LEER, te lo recomendamos
LEER
Los
editores acaban de lanzar una campaña para fomentar la lectura. Hacen bien: al
parecer, en este país sólo lee a diario un 18% de la población, mientras que
todos los días se aceporran con la televisión el 84%. Y casi la mitad de los
españoles mayores de 18 años jamás leen nada. Me pregunto sinceramente cómo se
las arreglan para sobrevivir: sin los libros, la existencia se me antoja mucho
más gris y más mezquina. Este es un artículo apasionado. Una carta de amor a la
literatura. Las novelas son como los sueños de la Humanidad: ponen palabras a
lo que no tiene nombre, dan forma a ese rugiente magma que nos habita. No hay
ningún libro, ningún autor imprescindible. Si Shakespeare, si Cervantes no
hubieran existido, el devenir del mundo hubiera sido probablemente idéntico.
Pero los libros, en su conjunto, sí
son imprescindibles. Si se les impide soñar, las personas
enloquecen: está comprobado. De la misma manera, sin novelas, la Humanidad
sería mucho más triste y más enferma.
Hay
algo sustancial que nos une a la narrativa. Quizá sea, como dice Vargas Llosa,
porque la novela pone un simulacro de orden en nuestras azarosas y caóticas
existencias; porque restaña, por tanto, la herida del vivir, el mal oscuro.
Pero no quiero ponerme trascendente: lo que sí sé es que las novelas me han
dado muchas vidas. He visitado cientos de mundos, he sido dama victoriana, rey
medieval y bucanero. He conocido el odio y el amor, la aventura y el vértigo.
Todos tenemos un libro que nos espera, de la misma manera que a todos nos
aguarda un amor en algún sitio: la cosa es descubrirlo. Los que no disfrutan
con la lectura son aquellos que no han encontrado aún ese libro, esa obra que
les atraparía y les dejaría temblorosos y exhaustos, como siempre dejan las
grandes pasiones. Lo siento por ellos.
Rosa Montero, para EL PAÍS
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